¿Sabías que… el nombre de Extremadura nada tiene que ver con su clima?

Es comúnmente aceptado que el nombre de una de las 17 comunidades españolas, Extremadura, debe su título a la extrema dureza de su temperatura; “extrema y dura” se ha escuchado siempre al hablar de ella. Sin embargo, esto es errado. Un clima tan extremo y duro, o incluso más, lo podemos encontrar, por ejemplo, en cualquier otra parte de sus Castillas vecinas. Es esa falta de singularidad la que chirría al pensar en el origen de su topónimo.

Aunque la procedencia de su nombre aún está a debate, hay dos hipótesis más aceptadas que pelean por la verdad. 

La primera teoría proviene de unos textos que aparecen en el siglo XII en el Reino de León. En ellos se describe “Extrema Dorii”, a los extremos del río Duero, como una forma geográfica de delimitar y nombrar un territorio. Hacer uso de un accidente geográfico como puede ser el gran río castellano era una forma común de delimitar regiones en la antigüedad. Sin embargo, esta conjetura tiene sus detractores y parece ser la menos aceptada.

Wikimedia Commons – Península Ibérica 1150

La otra teoría, más admitida hasta la fecha, es aquella que se remonta a la época medieval, a tiempos de reconquista. En aquellos momentos se hacía referencia a “extremo” cuando se quería hablar de los límites de un reino. En este caso no era el Duero sino el Tajo el que mediaba entre la marcialidad de los feudos; el Andalusí al Sur y el de León y de Castilla al Norte. “Extrema” era pues el límite entre las ciudades cristianas de Toledo, Plasencia y Coria, y de las musulmanas como Cáceres, Alcántara y Trujillo. Una denominación típica de la época que sufrió una evolución lingüística hacia su al actual término, Extremadura. 

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