La característica arquitectura neoyorquina se comienza a gestar en 1915 tras el levantamiento del Equitable Building. Este rascacielos de 164 metros fue un hito de su tiempo. El más grande en superficie de su época trajo, además de admiración, un gran problema a sus vecinos; la sombra.
Y es que la finalización de este imponente rascacielos desató tal cúmulo de quejas que condicionó las construcciones futuras. El Equitable Building no dejaba pasar la luz condenando con ello a las calles aledañas y sus edificios a la oscuridad perpetua. Los neoyorquinos se pusieron en pie de guerra y comenzaron a protestar para evitar que este tipo de estructuras envolvieran a toda su ciudad en las tinieblas.
Sus quejas tuvieron éxito proclamándose en 1916 la Ley de Zonificación. Esta ley no solo limitaba la altura de los edificios futuros sino que además condicionaba, según la zona, la obligación de añadir más o menos retranqueos en el diseño para permitir el paso de la luz hacia las calles y vecinos.
Es por ello que actualmente edificios como el Empire State Building y gran parte del skyline de Nueva York presentan esas figuras escalonadas tan características de la ciudad. Una protesta que diseñó sin querer el futuro arquitectónico de la ciudad.