Aunque a día de hoy conocemos al famosísimo filósofo griego discípulo de Sócrates como Platón, este no fue su nombre real. Platón es el nombre con el que se llenarían libros de filosofía e historia pero este influyente personaje para nuestra sociedad no siempre se llamó así.
Hijo de una familia rica y aristocrática Platón nace en plena guerra del Peloponeso en el año 427 antes de Cristo con el nombre de Aristocles Prodos. Un profesor de gimnasia, Aristón de Argos, quedó asombrado por la fornida complexión de su espalda tras años de ejercicio y práctica de lucha. Esto llevó al profesor a ponerle el sobrenombre de Plato. Y es que este apodo, en griego, significa espaldas y hacía referencia a la fortaleza de Aristocles.
Poner apodos es algo típico de la región mediterránea y a Platón no pudo ser menos. Ni su origen noble ni su excelente intelecto consiguió evitarlo.
Aristocles comenzó entonces a llamarse Platón y todo el mundo a conocerlo como tal en su época y en el futuro. Inconscientemente este hecho ayudó a diferenciarlo de otros filósofos importantes como Aristóteles con el que compartía un nombre similar.