Quien más y quien menos ha sufrido alguna picadura de pulga a lo largo de su vida, y sí, es incómodo e irritante. Sin embargo, estos animales tienen algunas peculiaridades dignas de destacar. Por ejemplo, las pulgas tienen el récord absoluto de salto. Son capaces de saltar más de 200 veces su propio tamaño. Para que nos hagamos una idea, si nosotros pudiéramos saltar como ellas, en los juegos olímpicos tendríamos que disponer de pistas de salto de longitud de más de 350 metros de largo. ¡Esto sería el equivalente a 3 campos de fútbol!
Aunque lo anterior es bastante sabido, lo que quizás te sorprenda un poco más es que son parásitos con un ciclo de vida muy interesante. Son capaces de esperar hasta un año en forma de pupa (como un saco de dormir rígido) hasta que sienten un animal cerca. Es decir, en estado de hibernación son capaces de percibir un huesped al que agarrarse. Pueden activarse simplemente con la pisada de nuestras mascotas, con su respiración o con su calor corporal. Después de comer un poco de sangre de la presa, la hembra pulga puede poner decenas de huevos diarios que, normalmente, caen al suelo poco después. Allí, en el suelo o en un tejido, el huevo eclosiona y deja salir una larva que en pocos días dará lugar a la pupa que espera para ser “activada”. Por mucho que nos desagraden estos animales, hay que reconocerles que son “profesionales” del parasitismo, ¿no te parece?
Foto: Alan R Walker CC BY-SA 3.0