Poema en prosa del Universo

El cosmos no es un espacio reservado sólo para astrónomos y eruditos. La fascinación que sus misterios generan atrapan la curiosidad de cualquiera que busque explicaciones. Esa curiosidad llevó tiempo atras a un poeta a resolver uno de los secretos mejor guardado del universo. Un enigma que ningún científico conseguía explicar.

En física existe un problema muy conocido llamado la paradoja de Olbers. Esta paradoja viene a decir que; Si aceptamos tanto la inifinidad del universo como de sus estrellas, cuando miramos al cielo nocturno nuestra visión debería acabar sobre la superficie de una de las millares de estrellas que lo habitan. Es por ello que el crepúsculo debería ser brillante como el Sol y no oscuro como resulta.

Muchos físicos han intentado resolver esta incongruencia durante años pero ninguno conseguía dar con una respuesta aceptada. Personajes mundialmente conocidos, como Kepler, rechazaron incluso esta paradoja ya que estos defendían que el universo era finito. Pero tanto Kepler como el resto estaban equivocados en su razonamiento. La respuesta a tan compleja paradoja no la dió un físico, sino un poeta, Edgar Alan Poe.

En 1848 Poe, un entusiasta del cosmos, publicó Eureka: Un poema en prosa. Este ensayo fue escrito por un Poe obsesionado con la ciencia y la astronomía. El manuscrito fue dedicado al científico de la época y padre de la geografía Alexander Von Humboldt. El título del mismo fue minuciosamente escogido por Poe para hacer referencia a la célebre expresión asociada a las ideas del matemático más grande de la antiguedad, Arquímedes. En sus páginas se podía leer:

Si la sucesión de estrellas fuera interminable, entonces el fondo del cielo nos presentaría una luminosidad uniforme, como la que muestra la Galaxia, ya que no podría haber ningún sentido en todo ese fondo, en el que no existiría una estrella.

Por lo tanto, el único modo en que, bajo tal estado de cosas, podríamos comprender los vacíos que nuestros telescopios encuentran en innumerables direcciones, sería suponiendo que la distancia del fondo invisible es tan inmensa que ningún rayo proveniente de él ha sido capaz aún de de llegar a nosotros.

Es con esta reflexión con la que Poe da una magistral solución a la paradoja de Olbers. Simplificándola, quedaría así; Mirando hacia el cielo en una noche estrellada, viajamos hacia atrás en el tiempo por el universo. En ese viaje, encontraremos un momento límite, un punto en nuestra visión que representa el principio del universo donde no hay estrellas o estas están tan alejadas que la luz aún no nos alcanza. Un momento de oscuridad que además de explicar la negrura de la noche, refleja la prueba de que el universo es infinito.

En 1987, a través de su libro “Oscuridad en la noche: un enigma del universo”, el astrónomo Edward Harrison reconoció a Poe la azaña del ser quien explicó tal enigma. Es por ello que desde entonces a “un poema en prosa”, Eureka, se le atribuye el honor de haber solucionado una de las paradojas más famosas de la astronomía.

 

Eureka: el enigmático poema de Edgar Allan Poe que anticipó teorías como el Big Bang y otras grandes ideas de la cosmología – BBC News Mundo

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